SAUDADE
Una exposición de
Ana María Guarín
Abierta al público de Mayo 12 a julio 18 de 2015
Galería Ateneo Porfirio Barba Jacob
La melancolía implica un desprendimiento, una renuncia del ser, un disgusto por la vida. El sujeto arremete contra su yo para desprenderse del objeto que causa su sufrimiento, con consecuencias generalmente radicales.
En la melancolía el sujeto no intenta salir de su estado, no intenta aliviar su sufrimiento está ensimismado; todo deja de importarle, no ama nada, no siente más que pérdida, siendo inconscientemente el objeto de su pérdida el mismo sujeto, su propio yo, y para acabar con su sufrimiento debe acabar consigo.
Mi obra parte de la necesidad de explorar la tristeza y la muerte desde un sentido poético y destacar la belleza que se encuentra en ellas. Denotar el estado depresivo permanente de la persona melancólica que no busca salir de allí y mostrar la belleza de la pulsión de muerte siempre presente en el sujeto. Me impulsa la necesidad de mostrar -al tiempo que exorcizar- la tristeza de una manera bella. Recurro a la observación, tanto mía como ajena. Sintetizada a través del dibujo, del uso de materiales, buscando limpieza, delicadeza, líneas delgadas, pequeños detalles, sutileza pero contundencia en la imagen.
Me interesan las reacciones del cuerpo frente a la melancolía, llevarlas a la formalización y una apreciación tangible. Con la materialización del estado melancólico se posibilita despertar emociones en el espectador.
Parto de la subjetividad, por lo cual mi obra tiene un carácter íntimo, a pesar de esto logra activar emociones ajenas que me sirven para profundizar en mi investigación, y catalizarse en una expresión propia, una manera personal de abordar este concepto.
En mi obra se revelan relaciones entre el amor y la muerte, eros y tánatos, ludo y destrudo. La muerte conforma parte de mi trabajo, aunque no siempre el acto final, sino como el camino a la muerte, el padecimiento previo a ella.
La mujer en mi trabajo es un ser melancólico, místico, etéreo, sensible, un ser que habita un espacio vacío porque no pertenece a ningún espacio. No pertenece tampoco a su cuerpo ni a su Yo, porque aunque es ella es también otras, un personaje vacío y lleno al mismo tiempo, es sensible, es el hábitat y el habitante; soy yo y también son los demás.
Ana María Guarín. Medellín, Abril de 2015.